La Leyenda del Corsario Amaro Pargo

Amaro Rodríguez Felipe y Tejera Machado, popularmente conocido por Amaro Pargo, nació un 3 de mayo de 1678, en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife), ciudad hoy Patrimonio de la Humanidad, que también le despidió un 4 de octubre de 1747, a la edad de 69 años cuando falleció. Nacido en el seno de una familia humilde, dedicados a la agricultura y a la ganadería, Amaro logró a una edad muy temprana, gracias a la formación recibida en el exconvento de Santo Domingo de Guzmán, y dadas sus condiciones innatas para un aprendizaje rápido y eficaz, y unas cualidades únicas, hacerse a la mar y ascender pronto a capitán de barco, por sus actos valerosos y por ser un buen estratega.

La tradición oral y algún relato literario confunde su oficio con el de pirata, quizás por esos aportes de algunos autores literarios, más propensos a la fabulación y a la invención bucólica – romántica, que a la realidad de los hechos y documentos de la época. Así se fue alimentando su leyenda como pirata, cuando en realidad, era un magnífico comerciante, prestamista, capitán y noble canario (consigue la certificación de Nobleza en Armas en 1727), además de ser un respetado corsario, principalmente por sus enemigos, que le temían.

Los últimos hallazgos documentales y las conclusiones de los recientes estudios de investigación sobre su vida y contexto social, determinan la suma importancia que tuvo nuestro Ilustre Corsario Amaro Pargo, que se extiende desde la primera mitad del siglo XVIII hasta nuestros días. Logró amasar una inmensa fortuna, dada su participación en la Carrera de Indias y en otros negocios que le reportaron una cantidad ingente de beneficios. Comercializó con productos como cacao, café, tabaco, la malvasía y otros vinos de la isla de Tenerife, aguardiente, palo de tinte – palo Campeche, añil, entre otros, además de procurar el intercambio de éstos por plata, piedras preciosas, alhajas, porcelana, sedas de China, etc.

La peculiaridad de este personaje no queda solo en que reinvirtió buena parte de estos beneficios en propiedades en la isla de Tenerife, como explotaciones agrícolas, inmuebles, etc. (Amaro consideraba que el dinero solo tenía sentido y valor, si se movía) sino que, debido a sus férreas convicciones religiosas y a su relación de amistad con Sor María de Jesús (monja catalina en proceso de beatificación, cuyo cuerpo incorrupto se conserva y venera en la actualidad), donó grandes sumas de dinero a órdenes religiosas y autoridades, para garantizar el alimento, educación y manutención de los niños expósitos de la ciudad, de las personas menos favorecidas y desvalidas, de los presos de la cárcel Real, entre otros. Pero, además financió también obras de rehabilitación y reformas en templos, conventos, parroquias, obras civiles y públicas, donó obras de arte a congregaciones religiosas, etc. Incluso llegó en varias ocasiones donar a la Alhóndiga de la isla, un barco de cereal (trigo y cebada) para la alimentación y sustento de sus conciudadanos ante episodios de escasez y hambruna en la isla. Es esta mentalidad y acciones de contribuir y revertir en la sociedad de su época buena parte de lo obtenido de ella con su trabajo, lo que hizo forjar su verdadero legado, presente aún hoy.

Autor principal de múltiples hazañas, algunas más cercanas a la leyenda que a la realidad. Pero, atendiendo a su vida y los logros que han sido documentados, por sí solos, son lo suficientemente interesantes para que pudieran ser objeto de una serie televisiva o de una superproducción de Hollywood. Y por supuesto, ser conocidos por todos desde un punto de vista histórico – patrimonial.

Amaro Pargo, fue un personaje histórico de extraordinaria importancia en la primera mitad del siglo XVIII, época convulsa y de cambios, con una Guerra de Sucesión Española y el cambio dinástico, de los Austrias a los Borbones, los sucesivos conflictos bélicos contra Inglaterra y sus naciones aliadas, el auge de la Piratería y del Corsarismo, la Carrera de Indias, la regulación y fiscalización del comercio, etc.

Amaro Pargo es un personaje que, tras casi 350 años, se mantiene muy vivo en el imaginario colectivo, en la conciencia y en la tradición isleñas de Tenerife y Canarias. Envuelto siempre por un halo de misterio y de una magia especial, sus hazañas, filantropía y buenas obras le hicieron ganarse el apelativo del Pirata o Corsario Bueno… Y su relación con el hoy, municipio de El Rosario y con localidades como El Tablero, El Sobradillo, Radazul, Guadamojete, Tabaiba y Machado entre otras, y con el propio Camino a Candelaria, es más que patente y está ampliamente documentado. Al punto de que, desde el 9 de diciembre de 1744, conforme se documenta vía escritura pública, Amaro Rodríguez Felipe, Amaro Pargo, adquiere la famosa casa de Machado, mediante la cesión de un poder a su nombre, como puede comprobarse en la propia Sala de Los Hermanos de la Ermita de Nuestra Señora del Rosario, en Machado. En dicha estancia, hay un cuadro donde se expone una copia del original de la escritura de compraventa y la leyenda explicativa de este hecho, desde el año 2019, para el disfrute y consulta de todos.

• Texto: Alfredo López Pérez (Isoko), investigador, escritor, intérprete y guía de rutas patrimoniales.

La «casa del Pirata» (Casa de los Mesa)

Se conservan los restos de esta casona, típica de la arquitectura tradicional canaria, subiendo a la derecha, a unas decenas de metros de la ermita de El Rosario, en Machado. Junto al camino existen, aún hoy, las ruinas de la casa, un pozo y una era. Esta era la propiedad dónde Amaro Pargo pasaba grandes temporadas. Desde allí tenía una panorámica privilegiada de la costa  desde Radazul al Porís, y controlaba  el tráfico de barcos.

Bibliografía: