La romería de la Villa, que ayer alcanzó su 43 edición, se ha convertido en una cita obligada para los amantes de las tradiciones.
Como el año pasado, otra vez los rigores del tiempo hicieron que en la previa de la romería, que se celebró en la mañana de hoy, domingo, en La Esperanza, muchos ojos estuvieran puestos en el cielo. Pese al anuncio de altas temperaturas, lo magos y magas que subían por la carretera general TF-24 desde Santa Cruz o La Laguna ya notaban que no iba a ser para tanto: solajero, sí, pero con una agradable brisa que atemperaba el termómetro.
Así que una vez bien calado el sombrero, ya solo quedaba disfrutar de la fiesta. La XLIII Romería de La Esperanza se ha convertido ya en una cita obligada para los amantes de las tradiciones y, en particular de este tipo de paseos romeros. Un ambiente tranquilo y familiar, un recorrido no demasiado largo y desde el que cualquier punto es perfecto para contemplar las carretas o los rebaños de animales, la ausencia de la masificación de otras romerías similares en otros puntos de la Isla o la gran cantidad de ventorrillos dispuestos alrededor de la plaza; son argumentos más que suficientes para que la romería de La Esperanza esté cogiendo gran fama entre los noveleros del área metropolitana.
La cita dio comienzo oficialmente en torno a las 11:30 horas, con la celebración de la Solemne Eucaristía en la Parroquia Nuestra Señora de La Esperanza, que estuvo oficiada por el párroco José Domingo Morales. A continuación comenzó la procesión de la Venerada Imagen de Nuestra Señora de La Esperanza hasta la plaza del Ayuntamiento, acompañada por las autoridades locales e insulares, donde la Alcaldesa Honorífica de la Villa presidió, en un lugar destacado, el desarrollo de la Romería y donde recibió las ofrendas de las diferentes agrupaciones folclóricas, así como de todos los fieles que quisieron honrar a la Virgen.
Casi una veintena de carretas, varios cuerpos de baile folclórico, parrandas, barcos y siete rebaños de ovejas y cabras formaron el cuerpo de la XLIII Romería de La Esperanza, que contó con la presencia de las autoridades locales e insulares, encabezadas por el alcalde del municipio, Escolástico Gil, y por el consejero insular Pedro Suárez y con la Romera Mayor de las fiestas, Ainoha Rodríguez, y sus damas de honor, en un lugar destacado.
La XLIII Romería en honor a Nuestra Señora de La Esperanza se convirtió en un maremágnum de miles de romeros que disfrutaron del tradicional recorrido por la calle de El Calvario. Las reinas del trayecto, como siempre, las carretas que arremolinaban a su alrededor a decenas de romeros en busca de un vaso de vino, un trozo de sandía o un picho moruno. Y para los que prefirieron disfrutar del recorrido desde las azoteas o balcones de sus casas o de las de sus familiares, un huevo duro o una bolsa de cotufas lanzados con atinada puntería para matar la fatiga.
Como ya pasara el año pasado, no deja de sorprender ver como algunas carretas, terminado el paseo romero y ya sin yuntas, aparcaran a un lado para continuar ofreciendo salchichas, chistorras o morcillas hasta que alcanzaran el cartel de “fin de existencias”.
Como cada año cabe destacar el alto grado de participación del pueblo esperancero y del resto de romeros procedentes de éste y otros municipios, quienes coparon los ventorrillos dispuestos a lo largo del recorrido y sin provocar ningún incidente o altercado. Para los que se quedaron con ganas de más, desde las 16:00 horas, dio comienzo la verbena amenizada por las orquestas “Revelación de Barranco Hondo” y “Tropin”.
Mañana, lunes, día festivo en El Rosario, se cerrarán, oficialmente, las fiestas de La Esperanza 2017 con el Día del Niño, el musical “Disney”, la quema del haragán y la última verbena amenizada por “Los Ideales”. Pese a este cierre oficial, aún quedarán varios eventos deportivos por celebrar, así como el Día del Mayor, el 12 de agosto.
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