El Servicio de Ayuda a Domicilio es un servicio público de carácter social que se dirige a familias o personas que tengan dificultades para valerse por sí mismas o mantener el núcleo familiar completo, dirigido a restablecer su bienestar físico, psíquico y/o social mediante un programa individualizado de carácter preventivo, asistencial y/o rehabilitador, contribuyendo a que puedan vivir en su hogar mientras sea posible.
Se dirige a personas mayores, con discapacidad, enfermas y familias desestructuradas que en mayor o menor grado son dependientes, entendiendo por tales, aquéllas que no pueden hacer sin ayuda determinadas actividades de la vida diaria de las consideradas esenciales para el autocuidado o para el desenvolvimiento normal de su vida diaria.
En este sentido, distinguimos dos grandes bloques de actividades:
- Actividades básicas de la vida diaria: son las relacionadas con el autocuidado, como levantarse/acostarse, vestirse, caminar, alimentarse, realizar el aseo personal, mantener el control de esfínteres,…
- Actividades instrumentales de la vida diaria y/o apoyo a la unidad convivencial: consisten en el desarrollo de tareas habituales para vivir de manera independiente, tales como cocinar, limpiar, lavar, planchar, hacer compras, manejar el dinero, controlar la medicación, desplazarse por la calle, utilizar medios de transporte, realizar gestiones, etc.